Existe un restaurante muy peculiar en el universo y su nombre es... Milliways. Dicho establecimiento está construido en una burbuja contra el tiempo justo en los últimos minutos de vida del universo mismo, dándole a sus clientes la oportunidad de ver una y otra vez la destrucción del universo.
Aquí es donde ha terminado el último varón de la raza humana, siempre equipado con su bata y su toalla, y acompañado de su amigo betelgeusiano Ford Prefect, mientras el primo de éste, el ególatra Presidente de la Galaxia, Zaphod Beeblebrox se encuentra discutiendo con un tal Zarniwoop y con su propio bisabuelo (que por circunstancias que no vienen al caso, es él mismo) sobre la búsqueda del que dirige todo el cotarro del universo y tal.
Como invitados especiales, el mejor grupo de música heavy de la galaxia, Zona Catastrófica (capaz de crear cataclismos planetarios) y una nave llena de la gente inútil de cierto planeta que va de aquí para allá buscando un lugar donde asentarse.
El restaruante del fin del mundo es el segundo libro de la saga de la Guía del Autoestopista Galáctico y también es el segundo que más me gusta.
Aquí es donde el protagonismo de la saga comienza a dividirse en distintos lugares ya que sus protagonistas... bueno, siempre suelen estar en el lugar menos adecuado y por separado.
Sin duda alguna lo mejor del libro es el fin del universo en sí, que puede ser visto una y otra vez en Milliways... incluso el Gran Profeta Zarquon (del que se extraen todas las exclamaciones malsonantes de las galaxias conocidas) tiene un papel en ello.
Dejando a un lado todo el cachondeo de Adams, el libro introduce el concepto del viaje temporal. y de las paradojas que salen de ello... algo que tanto Zaphod, como Arthur y Ford se saben ya de memoria. Pero lo de los viajes temporales es algo bueno también, ya que donde estén o cuando estén los personajes te da un poco igual, ya que no hay orden xD
El mejor del libro, Zaphod, que ni él mismo sabe porqué leches tiene que buscar al que rige el universo... aunque éste tampoco se queda corto.
En definitiva, una continuación perfecta del primer libro y que deja a punto de caramelo el final para el tercero.
Aquí es donde ha terminado el último varón de la raza humana, siempre equipado con su bata y su toalla, y acompañado de su amigo betelgeusiano Ford Prefect, mientras el primo de éste, el ególatra Presidente de la Galaxia, Zaphod Beeblebrox se encuentra discutiendo con un tal Zarniwoop y con su propio bisabuelo (que por circunstancias que no vienen al caso, es él mismo) sobre la búsqueda del que dirige todo el cotarro del universo y tal.
Como invitados especiales, el mejor grupo de música heavy de la galaxia, Zona Catastrófica (capaz de crear cataclismos planetarios) y una nave llena de la gente inútil de cierto planeta que va de aquí para allá buscando un lugar donde asentarse.
El restaruante del fin del mundo es el segundo libro de la saga de la Guía del Autoestopista Galáctico y también es el segundo que más me gusta.
Aquí es donde el protagonismo de la saga comienza a dividirse en distintos lugares ya que sus protagonistas... bueno, siempre suelen estar en el lugar menos adecuado y por separado.
Sin duda alguna lo mejor del libro es el fin del universo en sí, que puede ser visto una y otra vez en Milliways... incluso el Gran Profeta Zarquon (del que se extraen todas las exclamaciones malsonantes de las galaxias conocidas) tiene un papel en ello.
Dejando a un lado todo el cachondeo de Adams, el libro introduce el concepto del viaje temporal. y de las paradojas que salen de ello... algo que tanto Zaphod, como Arthur y Ford se saben ya de memoria. Pero lo de los viajes temporales es algo bueno también, ya que donde estén o cuando estén los personajes te da un poco igual, ya que no hay orden xD
El mejor del libro, Zaphod, que ni él mismo sabe porqué leches tiene que buscar al que rige el universo... aunque éste tampoco se queda corto.
En definitiva, una continuación perfecta del primer libro y que deja a punto de caramelo el final para el tercero.
No hay palabras, solo una cifra: 42
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